divendres, 15 d’agost del 2008

Celestino Corbacho internado por un pico hipertensivo: la prensa detecta un inmigrante honrado

Vid: http://lamiradadelmediador.blogspot.com/2008/08/un-inmigrante-que-vende-pauelos-entrega.html

Interesante. De lo cual se sigue que este hombre no tiene ningún mérito de acuerdo a la "doctrina Corbacho". Si es que como dice el celeste Celestino sólo se admite que los que dicten las reglas de la Augusta España sean los primeros del padrón, el nigeriano no ha hecho más que respetar el derecho de propiedad que los linajudos antepasados del ministro de Inmigración han consagrado, y a callar tanta bambolla periodística, que ya el mundo le pone cascabeles a cualquier cosa. Me imagino, sin ninguna duda, que un educado (y no obligado, ¡pero por favor, qué me dice Ud.!) y genuino vecino de Albacete hubiera hecho exactamente lo mismo que el obediente africano. No sé por qué lado se le viene encima a la gente tanto asombro. ¿Quién se hubiera atrevido a desoír las reglas de los primeros empadronados? No un inmigrante, desde ya. Quizá un empadronado viejo, pero no uno nuevo. Que hay que ponerse a pensar en lo peligroso que se está volviendo esto: si el que dicta la ley, tal vez un vallisoletano de pura cepa, se me hace el anarquista y abuele la propiedad de un zarpazo, y se guarda los euros, ya me diréis en qué estación soviética vamos a parar el tren de alta velocidad de la historia. Así que propongo que en las iglesias de España se eleven preces para que de aquí en adelante todas las billeteras perdidas sean encontradas por quienes están obligados a someterse a la ley y a las Partidas de Alfonso el Sabio y no pueden mocionar para que sean cambiadas. Que, si la billetera la encuentra un zapatero nativo de Burgos, ya nos imaginamos en qué lugar podría estar depositada hoy, con esto de estar asistido por el derecho de hacer la ley como uno quiere por haber tocado primero que todos el suelo peninsular con el culo al nacer en España, hecho fantástico que tanto placer les proporciona a los limpios y puros de rampantes hemoglobinas godas y a Celestino Corbacho, pluga al Apóstol Santiago por muchos años nos guíe por la recta Gran Vía.