Joan Sardà no gana para disgustos. Cuatro antropólogos forenses de
El hallazgo de los restos del esqueleto (muy bien conservado) de Bobby “Monkey” Sardà por una pensionada que cavaba en su jardín de Chicago para plantar rododendros, margaritones y prímulas fue conmocionante. Junto a la osatura, que por supuesto nada decía por sí misma, se encontraron pruebas irrefutables que ilustran turbias actividades ilícitas de Bobby, primo hermano de Joan emigrado a EE UU casi adolescente después de haber sido fichado por
Durante cincuenta crípticos años, Bobby narró por correspondencia que sobrevivía como humilde granjero en Kansas, y siempre se opuso a enviar fotografías de su casa y de su propia persona a España con la excusa de que le habían diagnosticado una depresión reactiva por considerarse muy feo, y las cámaras lo amedrentaban.
Joan negó de inmediato el parentesco con el exiliado, ya que lo más humillante del caso es que su primo sirvió obedientemente a los jefes del bajo fondo de la ciudad durante cuatro décadas. A pesar de esto, incluso los más acérrimos defensores del linaje impoluto de los Sardà suponen que las pruebas de ADN darán al traste con todo intento de acallar el escándalo.
Como el ávido lector podrá observar supra, a esta ostensible desviación moral y delictiva, “Monkey” sumaba un aspecto físico que hace pensar que los apodos en Norteamérica no son en vano, y refrenda lo que invariablemente se tuvo como escasa imaginación de parte de los estadounidenses en estos temas. Además Joan, que siempre ha sido muy vanidoso, no deja de recordar en noches de pesadilla e insomnio, alternativamente, al contemplar la efigie de su poco distinguido primo, las puntualizaciones de un viejo best seller (“El mono desnudo”) de Desmond Harris. Las apreciaciones que en ese volumen hizo Harris siguen vigentes: aun cuando el chimpancé tiene una “virilidad” longitudinal que es el doble de la del gorila, que sólo llega a unos patéticos 4 cms., el ser humano, para gloria de nuestra especie y del Reino, aventaja al primero casi cuatro veces en promedio. Joan teme que la prensa amarilla establezca una morbosa similitud entre los atributos de “Monkey” y los de los miembros masculinos de la honorable familia Sardà, y haga correr la voz de que todos sin excepción portan unos exiguos 8 cms braguetas adentro. Este cruel desenlace de las pesquisas genealógicas de Joan sería el tiro de gracia para una nobleza peninsular absolutamente atenazada por el espanto, y que todavía no se repone del todo del dolor infinito que un monarca insensible ha infligido a la archicondestable, multiduquesa, polimarquesa, pluribaronesa y etc. Cayetana de Alba atrapada por las garras de una pasión irrefrenable por un jovencito de 65 años, como se comenta en los mentideros del Palacio Real con rubores mal disimulados con la ayuda de la tenue luz de los candelabros de plata.
1 comentari:
ME ENCANTA ESTE ANCESTRO.
TIENE UNA MIRADA INTELIGENTE. COMO TODOS LOS SURDOS.
GRACIAS POR HACERME REIR!!
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