dimarts, 9 de setembre del 2008

Para el amigo al que Anteros le entró por la ventana (respuesta al comentario realizado al post con el cuento “Séptima. Hechicera” el 3/09/08)

La interpretación del papel de Anteros en el texto de tu blog es errada. Y permitime decirte -no sé si sos argentino y ya estoy usando la jerga castellana local- con el mayor de los respetos, interesada. Eros y Anteros no son abogados de distintas mujeres, ya que supongo ante la ausencia de perfil y por la introducción de tu texto que sos un hombre. No. No se trata de dos letrados que litigan en representación de dos hembras que se disputan un (mismo) macho, o que "justifican" ante el Tribunal a un macho que desea a dos hembras, o aun en un debate en la mente o el alma del mismo.

Ni tampoco, creo, conforme al texto de M. Schwob, que dicen era un erudito de lo clásico, que fueran personificaciones mitológicas de dos formas de la atracción entre los sexos [v. g. como decís, "pareja" y "amor" por una lado, y "pasión" por el otro]. No. A mi entender, Eros y Anteros son una dualidad de un solo y único fenómeno, una dualidad oscilante de las manifestaciones de un mismo ser, o un mismo ser-un-vínculo, una dualidad inasible que no está repartida entre más de dos sujetos, o más de una relación.

Quiero decir: no se trata aquí de deidades con papeles esenciales en los dilemas de la infidelidad como problema central por el que el mito se ideó, sino de dioses específicamente con actuaciones determinantes en las encrucijadas del amor en sí, en sus distintas facetas, dentro de una pareja en principio sin terceros, una pareja exactamente de dos. El cuento lo ilustra: lo que separa a Sextilio de quien lo ama no es una tercera persona en discordia, sino su condición de hombre libre. Anteros comparece a modificar una circunstancia donde Eros no tiene cabida ante la enamorada que desea a Sextilio, que lo desea y no debe desearlo porque está sometida al destino de la hechicería y la esclavitud: ése es el impedimento, no otra hembra interpósita. Anteros no viene en nombre de otra mujer, y como un Eros alternativo y cargado de "pasión" con otra "categoría", más o menos ardiente. Al punto tal que me parece que la etimología es exacta: Anteros es un anti-Eros, verdaderamente su negación, no su variación. Es una deidad que no está revestida de las cualidades de un Eros modificado, mejor o peor, más o menos sexual, más o menos tierno, etc. Anteros es el enemigo negatorio y aniquilante de Eros y no su alternativa dependiente, es un no-Eros, un no-ser-Eros. Es su antídoto (en la concepción del propio Anteros, claro, y en la del mito funcionalmente.¿O su vacuna?).

De acuerdo a mi modesta opinión, el mito es descriptivo de la fenomenología de la relación amorosa humana, tal como se ha repetido muchas veces en la literatura. Recuérdese, por ejemplo, los versos clásicos de Lope de Vega:

Desmayarse, atreverse, estar furioso,

áspero, tierno, liberal, esquivo,

alentado, mortal, difunto, vivo,

leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,

mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,

enojado, valiente, fugitivo,

satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,

beber veneno por licor suave,

olvidar el provecho, amar el daño;

creer que el cielo en un infierno cabe,

dar la vida y el alma a un desengaño,

esto es amor: quien lo probó lo sabe.

Aquí están perfectamente Eros y Anteros. “Creer que el cielo en un infierno cabe” Es bella esa expresión, y eficaz por la licencia de la contradicción. Y no habría contradicción si no fuese el mismo sujeto amado (uno solo) quien produce, a la vez, la sensación de cielo e infierno. Y, desde ya, la maestría del poeta está en exhibir que no sabemos nunca a ciencia cierta cuál de los dos, Eros o Anteros, Anteros o Eros, es el cielo o el infierno, respectivamente. Usar este mito pensando que alude a dos clases de "erotismo" es menospreciar la función mitológica de Anteros, dándole un papel subordinado a algo que su propia sustancia de "destructor de Eros" entiende como no posible. En realidad, si como dice Schowb, el mito afirma que Eros es maligno, ¿por qué suponer que Anteros no precedió a Eros, y el último es una corrupción del primero, que es un benefactor? Anteros es un dios benéfico (o así lo cree él, o así funciona para la mitología...) La infidelidad, o el tironeo entre dos supuestos Eros encarnados en dos personas diferentes que atraen por distintos motivos debe encontrar mitológicamente otras figuraciones, porque la cuestión es tan vieja como el amor mismo, sin ninguna duda. No creo que Anteros sea el "representante" del amor de una amante, salvo que la conciencia culposa del infiel suponga que con su infidelidad está aniquilando al amor. A todo el amor enteramente, y no sólo al amor de la traicionada: también simultáneamente al de la amada clandestina. Aniquilando anterianamente a TODO el amor. No parece tu caso, ni creo se ajuste la lucha de Anteros contra Eros a tu... encrucijada. Prometo tratar de sondear algún mito ad hoc, ya que éste no va a aliviar demasiado esa tensión entre el amor hogareño y los lindos pechos, dicho esto sin ironía alguna. Y cabe volver la vista siempre humildemente a Terencio para decir de modo profiláctico en estas charlas: “Nada humano me es ajeno”. [Esta aclaración hará que quien corresponda suponga (erradamente) que yo estoy también tras pechos diferentes a los suyos..., pero la confraternidad me puede más que ese peligro]



1 comentari:

Anteros ha dit...

Muchísimas gracias, querido Joan, por tan ilustrada contestación. En mi blog apunto lo que he reflexionado tras leer sus comentarios.

http://anteros-vs-eros.blogspot.com/