dimecres, 1 d’abril del 2009

Biográficas: uruguayada sin retorno de Sergi Sardà

La fecundidad desbocada y la descarada adicción a la vida licenciosa de Sergi Sardà, uno de los difuntos réprobos del clan homónimo, vinieron a trastocar por enésima vez la cuidadosa reconstrucción del árbol genealógico de Joan.

Si bien su origen era aristocrático, como el de toda la familia según se ha explicado, Sergi tenía una abyecta vocación de bichicome, la que lo llevó a deambular sórdidamente y a contraflecha, primero por los arrabales de Cartagena de Indias, hacia 1777, para culminar su derrotero en Montevideo circa 1782.

De la unión -no santificada por la Iglesia- del catalán con una esclava mandinga con quien vivía en la más cruda indigencia junto a la Laguna Mirim, nació, en 1790, Washington Waldemar Sardà Pereira, quien vino a ser el primer oriental que portó ese apellido en el sur del mundo.

La destacada actuación de Washington Waldemar en la primera invasión inglesa al Río de la Plata a la temprana edad de dieciséis años, que el embajador uruguayo en España ha intentado hacer valer con escasa repercusión, no alcanzó para que Joan se decidiese a sumarlo al arbusto heráldico. Entiende que los descendientes de Sergi se precipitaron en despeñaderos totalmente republicanos, mezclándose definitivamente con la chusma más baja de los cantegriles en el siglo XXI (como la crónica infra no oculta, tras bambalinas se gestaba el movimiento independentista ya que su voto fue decisivo en las reuniones que se llevaron a cabo en las casas consistoriales para pronunciarse contra los herejes).

Se cuenta que:

“En Montevideo, la noticia de la caída de Buenos Aires en manos de los ingleses produjo una gran preocupación, ya que era previsible que el objetivo final era apoderarse de toda la rica región del Plata

“El Gobernador de Montevideo, que era Pascual Ruiz Huidobro, no era partidario de enviar una expedición a reconquistar Buenos Aires, dado que en esos momentos solamente contaba con una dotación militar de alrededor de 500 hombres. Sin embargo, los habitantes de Montevideo, y de los campos y poblados, pusieron a disposición del Cabildo y del Gobernador el ofrecimiento de contribuir con hombres y recursos a reclutar un ejército, para desalojar a los ingleses de Buenos Aires antes de que les llegaran refuerzos.

“En sesión que se realizó en el Cabildo de Montevideo el 18 de julio de 1806, se resolvió declarar que el abandono de su puesto por el Virrey Sobremonte, y el juramento de sujeción a los ingleses del Cabildo de Buenos Aires, colocaba al Gobernador de Montevideo como la máxima autoridad delegada del Rey de España en esta parte del continente; y en consecuencia, que éste debía emplear esa autoridad para desalojar a los invasores de Buenos Aires y así preservar a la ciudad de Montevideo.

“Se trató de una decisión de carácter militar y referente a una operación de guerra con un Estado extranjero, que en sentido estricto sólo podría haber sido dictada por el propio Rey. Por lo cual, aunque justificada ante la extrema necesidad y urgencia de la situación, algunos historiadores consideran que ella fue la primer manifestación de decisión autónoma de las colonias españolas de América; que de alguna forma anticipó los fundamentos del ulterior ‘movimiento juntista’ americano, que inició el proceso de independencia.”

Esta provocación temprana a la Corona de Su Majestad el Rey de las Españas bastó para que el infeliz Sergi fuera expulsado de la memoria familiar por decisión de Joan. A ello hubo de agregarse otra deshonra sobreviniente: uno de sus descendientes, Yamandú Wilson Sardà Moreira, como lo prueba la fotografía que yace sobre este texto, la vino a quedar ingresando recientemente en una murga de dudosa catadura en una ignota ciudad argentina fronteriza con la Rca. Oriental del Uruguay, lo que le supone una opción definitiva de no retorno a los blasones impolutos de los Sardà.

Joan busca en estos momentos alguna conexión entre su ancestral y noble tribu catalana y los Batlle, pero los historiadores uruguayos serios son reacios a proporcionarla. Dios dirá.



2 comentaris:

Toni Barnils ha dit...

la lectura ha estat genial, seguiré per aquests indrets
una abraçada

Guadalup€ ha dit...

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